CLAMA A MI Y YO TE RESPONDERÉ

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tú no conoces”
Jeremías 33:3

Clamar es igual a:
Pedir o requerir una cosa con vehemencia o desesperación, “clamar justicia”, quejarse con gritos, pidiendo favor y ayuda.

Ahora la pregunta válida sería, ¿para qué Dios quiere que uno clame? Como si esa expresión verbal fuese suficiente para Él. 

Los que leemos la Biblia y tenemos fe en Dios podemos pensar que Él quiere que el clamor sea la expresión distinta que salga de este mundo como un lenguaje espiritual y lleno de fe dirigida a Él. Dado que el pecado en el mundo produce en lo espiritual un ruido infernal y ensordecedor vociferando en todo lugar y momento sus gritos de dolor, llantos o risotadas burlescas, producto de la injusticia, placereres diabólicos, gritos idolátricos, insultos hirientes y maldiciones de todo tipo. 

Dios quiere escuchar el clamor como la única expresión diferente que se oiga pidiendo ayuda, socorro y salvación. Marcando así la diferencia en este mar de la humanidad para el que clama, que lo que está sucediendo, le duele, le molesta, no le gusta y no la acepta. 

Haciéndose escuchar por su clamor el grito desesperado de “Ayúdame Dios, socórreme, sáname, líbrame, fortaléceme, muéstrame, guíame, sostenme con tu poder. Sácame de esta situación. No doy más. Escúchame por favor”.


Oración
Dios, tú palabra se cumple siempre y muchas veces no le doy la validez que tiene. Que de lo profundo de mi corazón y por mi boca salga el clamor que llegue a ti. Tú sabes bien que estoy muy necesitado. Socórreme, ayúdame por favor. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

CLAMA A MI Y YO TE RESPONDERÉ